Noticias
“Programar me genera una sensación de mucha libertad, porque requiere entender cosas que te piden, expresarlas o traspasarlas a un código y con este resolver un problema. Lo entretenido es que a través de varios caminos puedes llegar al mismo resultado correcto”, señala Tomás Castillo (15 años), del Kent School, uno de los participantes de la VII Olimpiada Chilena de Informática (OCI 2018).
Tomás fue parte del grupo de 41 estudiantes provenientes de colegios de la Región Metropolitana, Talca, Chillán, Concepción, Temuco y Valparaíso, que llegaron a la Final Nacional que se realizó el 5 y 6 de noviembre en la U. Andrés Bello, en Santiago.
La iniciativa es organizada por la Corporación para el Fomento de la Ciencia de la Computación en Colegios (C^100), con el apoyo de las empresas Synopsys, TOC e IntroLogic, y la Comunidad de Programación Competitiva en Chile. La actividad, además, es patrocinada por el Instituto Milenio Fundamentos de los Datos (IMFD) con apoyo de la Iniciativa Científica Milenio.
Programando para la vida real
Durante la competencia, cada estudiante recibió un set de cuatro problemas que debían ser resueltos en un máximo de cuatro horas a través del desarrollo de programas que luego subían a una plataforma online, a través de la cual se les asignaba puntaje dependiendo de qué tan buena fuera la solución.
“Los problemas son de tipo lógico matemático e involucran algoritmos y técnicas de programación que los estudiantes deben aplicar para resolverlos adecuadamente”, explica Catherine Espinoza, directora ejecutiva de la Olimpiada Chilena de Informática.
Encontrar el camino más corto entre dos ciudades o el menor tiempo de traslado entre estas, conociendo todas las alternativas de caminos posibles, es un ejemplo de una situación en la que los estudiantes aplicarían estas técnicas. En esta versión, uno de los dilemas a resolver tenía que ver con buscar la forma más eficiente de poner baldosas en una cocina, teniendo como datos las dimensiones de la habitación y las de las baldosas.
Catherine Espinoza destaca que la versión 2018 fue inédita en cuanto a la cantidad de participantes en la final: 41 competidores, ocho de ellos mujeres. “Si se compara con el año pasado, tuvimos 34 participantes en la final nacional y sólo cuatro eran niñas”. Esta es una de las metas de la olimpiada: mayor representación femenina en todas las etapas.
Los 10 ganadores participarán en enero en un campamento intensivo de verano, donde aprenderán conocimientos avanzados de informática. Al término del campamento se realiza una nueva competencia, para escoger a cuatro representantes chilenos que irán a la Olimpiada Internacional de Informática, que en 2019 se llevará a cabo en Azerbaiyán.
Se espera que tengan un desempeño altamente competitivo: el equipo ganador de la OCI 2017 viajó a Japón y volvieron a Chile con medalla de bronce.
“A la fecha, la Olimpiada Chilena de Informática ha permitido convocar, considerando todas sus etapas, a más de 2.200 estudiantes. Con esto estamos haciendo eco a la tendencia global de fortalecer las habilidades y capacidades en STEM de los estudiantes”, concluye Jorge Pérez, académico del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile, investigador del IMFD y director de la OCI.
GANADORES
Medallas de Bronce
Tomás Castillo Montenegro (The Kent School, Santiago).
Mauricio Cari Leal (Colegio Francisco Encina, Santiago).
Esteban Naranjo Rajo (Colegio Alicante, Santiago).
Pau Rovira Borquez (The Kent School, Santiago).
Jorge Bravo Soto (Colegio Internacional Sek Pacífico, Concón).
Vicente Lineros (Instituto Nacional, Santiago).
Medallas de Plata
Katherine Mora Peña (Colegio Santa Sabina, Concepción).
Vicente Opazo Schuster (Liceo Bicentenario, Temuco).
Hans Kuhn Leiva (The English Institute, Santiago).
Medalla de Oro
Diego Salas Viveros (Instituto Nacional, Santiago).