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Un exhaustivo análisis sobre los factores históricos presentes en el llamado conflicto en La Araucanía, publicaron investigadores del Instituto Milenio Fundamentos en Ciper Chile. El estudio realizado por Juan Pablo Luna y Carla Alberti, del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica, y Sergio Toro, investigador IMFD en la Universidad de Concepción y director del Centro de Información para la Democracia (DemoData) de dicha universidad.
La investigación se basa en el análisis de información pública, presente en la base de datos del Poder Judicial, rescatando las querellas patrocinadas por el Ministerio del Interior a través de las intendencias y/o gobernaciones de las regiones del Biobío, La Araucanía y Los Ríos. Con esos datos, los investigadores procedieron a geo-referenciar los eventos que entre 2014 y 2018 el Estado chileno caracterizó como episodios de “violencia rural” relacionados con reivindicaciones mapuche y que incluían ataques incendiarios, daños a la propiedad e intercambio de disparos.
El estudio muestra que la distribución territorial de los eventos violentos en los últimos años se concentra en el norte y centro de la Región de La Araucanía (Ercilla, Collipulli y Padre las Casas), sur del Biobío (Cañete, Tirúa) y, más recientemente, en la zona cordillerana de la Región de Los Ríos (Panguipulli).
«Estos eventos de conflicto no se relacionan directamente con la presencia o ausencia de comunidades indígenas. Por ejemplo, en lugares como Nueva Imperial o Puerto Saavedra (que concentran un número importante de comunidades mapuche), las querellas por violencia son casi inexistentes. En tanto, en las zonas de Collipulli y Ercilla, en que el número de comunidades es menor, el conflicto es intenso tanto en la cantidad de eventos como en su repertorio», señalan los investigadores.
Luna, Alberti y Toro advierten que «el conflicto refleja lógicas de muy largo plazo, las que no son probables de modificar mediante los principales instrumentos planteados en el Plan Araucanía (centrado en la combinación de inversión social, promoción del emprendimiento y la incorporación de mecanismos de representación política)».
El análisis señala que la distribución de los incidentes violentos en los últimos años se concentra principalmente en aquellas zonas en que los pueblos prehispánicos tuvieron una relación más intensa con los recursos naturales y donde tuvieron la oportunidad de asentarse gracias a las características de esos territorios.
«Es precisamente esa historia larga de relación de los mapuche con la tierra la que no ha podido ser borrada por los diferentes actores que han demandado soberanía o usufructo sobre esos territorios. Es más, a pesar de cuatro siglos de hitos históricos que pautearon el enfrentamiento y la negociación entre las autoridades coloniales, el Estado chileno y la etnia mapuche, lo que vuelve a emerger, una y otra vez, es la resistencia ante la usurpación de dichos territorios ancestrales», indican los académicos en el trabajo disponible en Ciper Chile.
Lea el análisis completo en http://bit.ly/2MvGmK9